PAULA URBAN NACE EN LA CIUDAD DEL CALZADO
Elche y calzado son dos palabras que no pueden ir separadas por la gran historia que hay detrás de ambas. En la actualidad, hay influencia de la industria ilicitana del calzado por zonas muy diversas del mundo, pero antes vamos a hacer un breve repaso de la historia para comprender el motivo.
A finales del siglo XIX, varios agrícolas deciden empezar a trabajar en la industria debido a la tradición alpargatera de Elche. Se puede decir que el pistoletazo de salida del sector del calzado en la ciudad ilicitana fue hacia el año 1875, cuando José María Buck compró la primera máquina, procedente de Inglaterra, para fabricar alpargatas. Poco a poco, más gente se fue sumando a este nuevo trabajo.
Los primeros trabajadores fueron las mujeres y los niños, pero tenían unas condiciones muy precarias. Por eso, surgió el movimiento sindicalista que desencadenó una huelga en 1903 que duró 9 meses.
La Primera Guerra Mundial trajo consecuencias positivas para la industria zapatera de Elche porque se aprovechó el parón del extranjero y se consiguieron muchos encargos de países vecinos que estaban involucrados en la guerra. Es en ese momento cuando la producción se abre más allá de las alpargatas, pero había mucha competencia nacional. Para diferenciarse del resto del país, Elche encuentra su nicho: zapato masculino y a precio económico.
Posteriormente, durante la Guerra Civil, ya había un centenar de fábricas de calzado en Elche. Sin embargo, muchas de ellas fueron intervenidas para producir armas. En el año 1936, la mitad de la población activa ilicitana llegó a trabajar en esta industria.
Tras la posguerra, el número de habitantes de Elche se multiplicó porque muchas familias decidieron empezar a trabajar aquí en este sector. En la década de los 60, el calzado ilicitano conquistó el mercado internacional expandiéndose por Europa y América. De hecho, muchos americanos abrieron fábricas en Elche para reducir sus costes de producción, algo que en la actualidad han hecho los chinos, pero no de forma totalmente legal.
A raíz de la crisis del petróleo, muchos empresarios ilicitanos tomaron el modelo americano y se trasladaron a países del sureste asiático para reducir sus costes. Durante esta época, grandes empresarios del calzado fallecieron y sus herederos no han sido capaces de continuar con las empresas.
En la actualidad, hay marcas locales como Paula Urban que continúan alargando la historia de la ciudad gracias a una producción artesanal y cuidando hasta el último detalle, tal y como vienen haciendo desde que abrieron sus puertas en 1999.